¿Por qué no deberías consumir café torrado y sí elegir café tostado?

El café es una de las bebidas más consumidas del mundo y su calidad depende tanto del grano como del proceso que atraviesa antes de llegar a tu taza. Sin embargo, en muchos países de América Latina, especialmente en Argentina, aún se consume una versión adulterada del café: el café torrado.

El café torrado se diferencia del café tostado natural porque, en su proceso de tueste, se le agrega azúcar que se carameliza a altas temperaturas. Esto no solo altera el sabor original del grano, sino que enmascara defectos del café de baja calidad. Este procedimiento fue implementado hace décadas como una estrategia para abaratar costos y utilizar granos defectuosos o de muy baja calidad, dando como resultado un producto más oscuro, amargo y con una falsa sensación de cuerpo.

La adición de azúcar durante el tueste genera compuestos como la acrilamida, una sustancia potencialmente cancerígena según estudios de la OMS. Además, ese azúcar quemado no solo modifica el perfil sensorial del café, sino que también puede provocar molestias digestivas, acidez y un impacto negativo en personas con sensibilidad al azúcar o problemas metabólicos.

Por el contrario, el café tostado natural respeta el perfil del grano. Se somete a un proceso cuidadoso de tueste que resalta sus notas propias, como el caramelo, la nuez, el chocolate, los cítricos o las frutas rojas, según su origen. No contiene aditivos, es más saludable, más noble y transparente con el consumidor. En otras palabras: cuando consumís café tostado, sabés lo que estás tomando.

Además, el café tostado se presta mejor para distintos métodos de preparación: desde un espresso intenso hasta una prensa francesa suave y aromática. Su versatilidad y pureza lo convierten en el favorito de los baristas profesionales y los amantes del café en todo el mundo.

El café torrado, en cambio, ha sido sostenido por campañas de marketing que apelan a lo tradicional y lo económico. Pero detrás de esa imagen hay un producto que sacrifica sabor, calidad y salud. En países como Brasil, Uruguay y Argentina todavía se vende ampliamente este tipo de café, aunque cada vez más consumidores están despertando a la verdad detrás de la etiqueta.

Hoy, con el auge del café de especialidad y la información disponible, es posible elegir mejor. Apostar por el café tostado natural es apoyar a productores que trabajan con calidad, transparencia y compromiso, y es cuidar lo que ponés en tu cuerpo.

Si querés disfrutar de una experiencia real de café, con matices, aromas y complejidad, empezá por dejar atrás el torrado y abrí la puerta al universo del tostado. Tu paladar y tu salud te lo van a agradecer.